El Alcoholismo

Consumir de forma moderada bebidas alcohólicas como el vino y la cerveza, al contrario de perjudicar, suele ser beneficioso para la salud. Sin embargo, si la cantidad aumenta de manera imperceptible hasta volverse excesiva, puede llegar a intoxicar gravemente al organismo y a perjudicar de modo considerable nuestra salud.En cualquier caso, si ingerimos alcohol en poca cantidad, puede ser beneficioso para nuestro organismo. El uso moderado de alcohol puede estimular el apetito, atenúa las reacciones nerviosas, rebaja la ansiedad, y produce una sensación de bienestar ya que es un vasodilatador que aumenta el riego sanguíneo y produce una sugestiva sensación de calor.Por otro lado, el alcohol, también tiene otras propiedades como potenciar el deseo sexual (aunque más de dos copas provocan el efecto contrario, sobretodo en el hombre, cuya sensibilidad se verá mermada y será difícil para él mantener la erección).Sin embargo, la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas hace disminuir el nivel de azúcar contenido en la sangre hasta llegar a producir hipoglucemia. En este estado, el bebedor se siente débil, mareado, confuso y hambriento. Para contrarrestar este efecto es recomendable comer o beber algo dulce. Por otro lado, debemos tener en cuenta que las bebidas alcohólicas contienen gran cantidad de calorías en forma de hidratos de carbono, pero carecen de valor nutritivo. Esto explica la razón por la cual los sujetos que son bebedores asiduos y que tienen un exceso de peso, presentan a menudo síntomas de nutrición deficiente.

Una persona puede considerarse alcohólica cuando su relación con el alcohol comporta una dependencia tanto psicológica como física. Un dato importante a tener en cuenta es que el alcoholismo puede afectar a todo tipo de personas, con independencia de su edad, clase social, sexo o raza. Por este motivo, y dado que en la sociedad actual la ingestión de alcohol es una costumbre que se acepta con normalidad, el tránsito del hábito de beber hasta el alcoholismo puede pasar inadvertido para quienes integran el entorno habitual del beber. El organismo desarrolla una tolerancia progresiva al alcohol, por consiguiente, se produce el peligro de terminar en una dependencia. A medida que transcurre el tiempo, se requiere más cantidad de bebida para lograr los efectos iniciales de relajación y bienestar. Existen algunos síntomas que evidencian claramente que una persona ha pasado de ser una bebedor habitual a ser un alcoholico. Los síntomas desarrollados por los bebedores dependientes consisten en una evidente obsesión en su relación con el alcohol, y una incapacidad para moderar o restringir el consumo a cantidades razonables. Evidentemente, a medida que la dependencia al alcohol se va haciendo más más necesaria, se pueden observar signos de deterioro personal -físicos y mental-, como la falta de higiene o la depresión.

Los familiares y amigos deberán estar pendientes -si existe alguna sospecha-, de cualquier cambio físico que observen, tomando como síntoma la dejadez de su higiene y aspecto físico. En cuanto a los indicios de afección mental, los primeros son la irritabilidad, la falta de memoria, la disminución de la capacidad de concentración y de reacción, el aumento de la distracción y el desasosiego ante la posibilidad de tener que realizar una tarea precisa y detallada. Irritabilidad general y, en algunos casos, violencia. Ausencias frecuentes. Pérdida del afecto al núcleo familiar. Pérdida de concentración. Vulnerabilidad. Incumplimiento de las tareas laborales. Perdida del apetito. Insomnio. Sin embargo, existe el más evidente de todos los síntomas, que es la necesidad en que la persona que necesita una dosis de alcohol desde que se despierta, va seguida de muchas otras a lo largo del día. Obviamente, todos estos motivos son más que suficientes para evidenciar las funestas consecuencias que pueden acarrear a la vida de un alcoholico. Claramente, la perdida... primero de la familia, después el trabajo y por último cualquier tipo de relación con los compañeros y amigos. En una fase más avanzada, todas estas consecuencias se agravarán con la pérdida de la salud y las complicaciones que se irán produciendo con la aparición de diversas enfermedades vinculadas al consumo excesivo de alcohol, como por ejemplo las enfermedades cardíacas, riñón e hígado, tal vez la más temida de todas ya que suele desencadenar en una cirrosis hepática, que en muchos casos resulta mortal.

Para evitar pasar de ser un simple bebedor que disfruta tomando un vaso de un buen vino, a convertirse en un individuo alcoholico, existen una serie de recomendaciones:

  • Beba despacio; disfrutando y catando el líquido que ingiere, las bebidas alcohólicas deben tomarse muy lentamente.
  • Cuando esté solo no beba alcohol, tome cualquier bebida no alcohólica.
  • Limite su ingesta de alcohol. Una medida segura está en dos copas de cerveza o dos de vino al día.
  • Las bebidas con más grados de alcohol; ginebra, whisky..., deberían ingerirse diluidas en agua, tónica...
  • Tomar especial precaución en los hijos de padres alcohólicos, ya que se ha demostrado que estos tienen especial predisposición al alcohol.
  • Si queremos ayudar a una persona que desgraciadamente ha caído en el alcoholismo, deberemos intentar que se someta a un riguroso tratamiento. Obviamente esto no es tarea fácil ya que en cierta manera depende mucho de su disposición y, tal y como hemos explicado, éste no estará en el mejor momento de raciocinio.
  • Incorporar a su alimentación una dieta sana y equilibrada.
  • Práctica alguna actividad deportiva.
  • La recurrencia en el alcoholismo es muy fácil.
  • En primer lugar, y lo más importante de todo, es que el alcohólico reconozca su dependencia y, seguidamente, esté convencido de querer superar su relación con la bebida. Estos tiene una explicación lógica, y es que casi todos los tratamientos se basan en lograr que el afectado deje por completo de consumir bebidas alcohólicas y se someta a una terapia psicológica con el doble fin de fortalecer su decisión de abandonar la bebida y mantenerse alejado de ella, y de encontrar y erradicar las causas que lo impulsaron a beber que, en un alto porcentaje, son de origen psíquico.
  • Si el grado de alcoholismo es muy elevado, con mucha probabilidad en los primeros días de abstinencia se producirán en los episodios de alucinaciones, de sensaciones terroríficas y de fuertes temblores, que remitirán a medida que el afectado vaya recobrando una cierta normalidad.
  • En general, basta un solo trago para quien, habiendo dejado de beber, cree haber superado la tendencia. Por este motivo, existen asociaciones especializadas de ayudar a que no recaigan en el viejo hábito, así como también las hay para ayudar a que los familiares de los alcohólicos entiendan el problema y puedan a su vez, colaborar en la cura del afectado.

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